Revista Raíces de Papel Nº 10 ( enero-junio ) 2013

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sábado, 2 de abril de 2011

PADRE, ME DUELE TU AUSENCIA (A mi Padre en el quinto aniversario de su partida)


Hace cinco años, nos dejaste, después de una dura batalla contra el dolor. Gracias por tu bondad y actitud generosa en todo momento. Con agradecimiento al personal de la Residencia Monte Carmelo de Madrid.


PADRE, ME DUELE TU AUSENCIA

Desde mi universo sin sol,
sigue creciendo mi cariño

Me encuentro feliz pues te siento joven,
abandonado ya el cuerpo
que te hizo esclavo
y te encadenó al dolor.

Padre, por fin
ha terminado el tiempo oscuro
y aquellos malos sueños
que poblaron tus noches.

Han vuelto al mar los peces, ya no están
debajo de tu cama,
ni salen a asustarte
cuando llega la sombra
del mediodía.

Padre, mis lágrimas no son amargas,
se han tornado dulces y generosas
como fue siempre tu mirada
y el hueco de tus manos.

GRACIAS, PADRE,
por ser semilla buena del Dios Bueno
que en tu ser habita.

Javier Bueno

9 comentarios:

Cruz dijo...

¡Ay, ese "hueco de tus manos", cuánto se añora! Precioso, Javier, lleno de sentimiento como tú sabes

Arvikis dijo...

Gracias Cruz por tu cariñoso comentario.
Un abrazo
Javier

Juan dijo...

Los seres queridos siguen vivos mientras sigen existiendo en nuestro recuerdo. Él se fue pero tú sigues llevándolo de la mano.

Marcos Callau dijo...

Lágrimas como una mirada, como unos brazos. Lágrmias dulces en dulces versos, amigo Javier. Es muy emotivo. Me ha encantado el final, ese "Dios Bueno". Abrazos.

Arvikis dijo...

Gracias Juan y Marcos por vuestras acogedoras palabras.
Un abrazo
Javier

Graziela dijo...

Precioso poema Javier, se nota que te ha salido del alma. Es bueno ver como el tiempo ha ido dulcificando los recuerdos, seleccionando imágenes entrañables y tiernas para atesorarlas en la mente, que se van superponiendo a aquellas que tanto nos hicieron sufrir, aliviando así el peso del sufrimiento, aunque siga siendo profundo el hueco de su ausencia.

PILARA dijo...

Duelen y siempre seguirán doliendo las pérdidas, pero se dulcifican con un homenaje tan hermoso.

Luz Leira dijo...

Hay un libro de Héctor Abad Faciolince que se titula "El olvido que seremos". Es un título entre hermoso y escalofriante, pero mientras sigamos llevando a nuestros seres queridos en el corazón y en la mente eso no sucederá, como dice Juan ahí arriba. Es un poema hermosísimo en el dolor de lo aceptado. Un abrazo y gracias por traérnoslo...

Arvikis dijo...

Gracias Alba por tu recomendación y por tu cariñoso comentario. Lo que no se olvida, no muere.
Javier

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