Revista Raíces de Papel Nº 10 ( enero-junio ) 2013

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jueves, 10 de febrero de 2011

LA SIRENITA DE FINISTERRE


LA SIRENITA DE FINISTERRE


   Esa mujer, día tras día, permanece frente al mar, con sus arrugas y un descolorido traje, rojo intenso años atrás. Cuatro hileras de azabache motean  de negro la ajada pechera. Sus piernas, tan admiradas en el pasado, siguen cubiertas con las mismas medias plateadas de entonces, repletas de agujeros y carreras. Todo lo deformó la espera y el dolor.
   Muchos años han pasado desde que llegara a este pueblo costero para actuar en el casino. "LA SIRENITA DE FINISTERRE - LA MEJOR CUPLETISTA DEL UNIVERSO"; así lo pregonaban los carteles con su foto.
   Pablo, el pescador más guapo, según decían las mujeres, se enamoró de ella tan pronto apareció en el escenario. Aquella misma noche la colmó de caricias.  Era la primera vez que el muchacho gozaba un pecho de mujer, una cintura frágil.
   Ella supo que él era distinto y se rindió a su hechizo. Descubrieron el amor sobre la playa. -¿Qué quieres que te regale? -preguntó Pablo, dispuesto a darle cuanto pidiera. La Sirenita ya no necesitaba nada, sólo a él, pero, por no desairarlo, dijo entre risas y al azar: Una perla muy grande. Y Pablo, sin dudarlo un instante, se perdió mar adentro.
    Desde entonces, lo espera con la misma ropa, en el mismo lugar, segura de verle regresar entre las olas con la perla más hermosa que imaginarse pueda.

Javier Bueno




4 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Es un relato muy hermoso, que nos habla de esa manera de amar que es la única que realmente merece la pena y perdura. Ya me gustó mucho cuando lo leí en papel, en una de esas noches de servicio. Cuando la noche se alarga de esa manera un texto como este resulta balsámico y esperanzador, como una luz entre la oscuridad. Y parece contradictorio ya que se trata de la historia de una amor perdido. Pero creo que lo que cuenta no es "el amor perdido" sino esa mujer que sigue esperándolo. Finalmente nos preguntamos si realmente es un amor perdido. Yo no lo creo. Abrazos amigo.

PILARA dijo...

Hay que tener cuidado con lo que se pide, muchas veces no compensa. Muy bonito; los amores breves pueden perpetuarse toda una vida.

Esperanza dijo...

Me encanta este relato desde que lo leí por primera vez. Casi puedo ver a la "Sirenita" esperando. Es muy tierno y aunque triste a veces la gente necesita una motivo para seguir viviendo, aunque solo sea esperar, y quien sabe... yo ya puedo imaginar una segunda parte, aunque lo de mirar el mar siempre supone un consuelo y una delicia para los sentidos.

Cruz dijo...

Precioso Javier, me he emocionado leyéndolo, ¡esos amores que tardan toda una vida en volver! ¿Y qué decir de esa sirenita deslucida que espera? Me ha encantado, sique regalándonos tus historias, sabes que las apreciamos.

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