SÉ QUE NO EXISTO,
camino disfrazado de mi mismo.
No es amable la imagen que me mira
desde la plata del espejo.
Soy tan sólo una máquina,
celeste o infernal,
donde quedan impresas
sensaciones y gestos.
Alguien prende el motor
y camino impulsado
por un control lejano.
Desconozco cual es mi encomienda
y no puedo elegir
la esquina en la que hacer los giros
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