Revista Raíces de Papel Nº 10 ( enero-junio ) 2013

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REVISTA "RAÍCES DE PAPEL" Nº 12 ( 2014 )

lunes, 4 de mayo de 2009

El DÍA DE LA MADRE

Yo odiaba el día de la madre. En el colegio, la semana previa al ocho de diciembre se vivía con gran intensidad. Mis compañeros preparaban minuciosamente el trabajo para tal festividad. Los dibujos y poesías, se hacían con una caja nueva de "Alpino" sobre el pupitre. Todos querían hacer el mejor trabajo con que sorprender a sus madres. Luego tendrían un día de fiesta lleno de alegría, irían a comer fuera de casa, o habría algún plato muy especial, de esos que hacen las madres, y de los que yo probé tan pocos. Recuerdo cómo era el único niño de la clase que esa semana del trabajo para mamá estaba exento de realizarlo. Solamente yo tenía a su mamá en el cielo, aunque me llevaban a verla al cementerio. Para que pasara el tiempo, mientras los demás hacían el trabajo, me entregaban un tebeo de “Pumby” para que lo leyera. Un día un niño preguntó por qué yo no hacía el trabajo, y el hermano Alfredo le contestó: -Es que Paquito no tiene madre. Yo le escuché y nuestras miradas se cruzaron. La mía fue derribada y se estrelló contra el suelo. Por aquel entonces, yo no sabía que no tener madre no era ninguna vergüenza. Sino ser, inmensamente pobre.
El valor que tiene una madre, ver video (El oso de Jean Jacques Annaud 1988)

6 comentarios:

Cruz dijo...

Me ha gustado mucho,Javier. A menudo, inmersos en nuestros propios mundos, no nos damos cuenta de las carencias de los demás y menos en las fechas "señaladas".Es terrible la imagen del niño con el tebeo, la sensación de culpa o verguenza y el descubrimiento final de su pobreza irremediable. Precioso.

Juan dijo...

Javier, la vida es la ladrona más generosa que conozco. Nos quita mucho, y con frecuencia lo que nos quita es lo que más deseamos, a unos unas cosas, a otros otras. La madre es lo peor que nos puede quitar, y esa carencia se arrastra de por vida, no hay duda. Pero si observamos detenidamente también nos da muchas cosas hermosas, esas que otros quisieran y nosotros tenemos, esas que nos hacen la existencia un poco más agradable.

Aleizar dijo...

Afortunadamente yo gocé de mi madre hasta que ella tenía más de 80 años, y también la sufrí. Llegó un momento en que nuestros roles se cambiaron y pude devolverle parte de sus desvelos y su amor. Por eso me cuesta imaginar lo que es una vida sin madre desde tan pequeño.
Yo el día de la madre, ahora lo vivo de diferente manera, añorando ese hijo que nunca he tenido.
Como bien dice Juan, la vida nos niega ciertas cosas pero nos colma de otras, solo hay que saber apreciar lo que se tiene para ser feliz.

PILARA dijo...

Con qué poquitas palabras se puede contar tanto, casi una vida. Has sabido darle el tono perfecto que hace ver la escena, al niño. Se nota que te lo ha dictado el corazón, no la cabeza. El final es conmovedor y estupendo. Felicidades, compañero.

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu día de la madre. Produce emoción el relato. La vida nos va enseñando a a que algunas carencias se vayan sustituyendo por otras. Las madres nunca. Un beso de Carmen

Javier dijo...

Muchas Gracias a todos por vuestros comentarios. No pretendí hacer un texto brillante ni original. Solo son lágrimas del corazón que habeis compartido conmigo. Gracias y un abrazo.
Javier

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