TEXTOS DE JAVIER BUENO (Un Blog de la Plataforma Cultural "RAÍCES DE PAPEL")
domingo, 27 de diciembre de 2009
NOCHE DE REYES (con permiso de Sir William)
domingo, 20 de diciembre de 2009
LA NAVIDAD DE CHENCHO

Foto: http://cinefiloenmascarado.com
La Navidad de Chencho
Hoy he pasado por la Plaza Mayor de Madrid, he soñado en blanco y negro y han vuelto las imágenes de ese abuelo gritando con desesperación el nombre de su pequeño nieto perdido, ¡Chencho!… ¡Chencho!
El inolvidable Pepe Isbert con su particular voz, nos metía el corazón en un puño, contagiándonos su angustia. Luego en el reencuentro con el pequeño, respirábamos todos tranquilos y volvíamos a retomar el turrón y la zanbomba con toda la familia y el padrino (José Luis López Vázquez), que este año tampoco podrá asistir a la cena de Navidad.
De pronto desperté por los gritos de la "bulla", esa masa enloquecida cuyo fin no es disfrutar ni conmemorar nada. Atados a su primitivismo cavernario, su fin es beber, armar ruido y molestar a todo el mundo. Se colocan pelucas de color "pito verbena" o cuernos de alce luminosos, y lo invaden todo de forma compulsiva, sin importarles si es Navidad o Carnaval.
Hartos de si mismos, la emprenden con cualquier retrovisor, o los sufridos cubos de la basura que patean y vuelcan su contenido. Todo ha cambiado mucho, demasiado… falta tiempo para no sabemos que y sobran muchas sillas en la mesa de Navidad. Y siento que Chencho, soy yo.
Javier Bueno
lunes, 14 de diciembre de 2009
DEDICADO A TÍ


Siempre estarás en cada momento:
En los que no se olvidan, en los más amargos, y en los más dulces...
De niño construía cometas, con tus hilos de colores, sin saber que el viento puede ser vendaval, y nos arrastra hacia lo invisible.
Quiero volver a ser niño y revivir las dulces tardes de batidos de fresa y sueños en Technicolor, de sesión continua, para ver una y otra vez la película de nuestras vidas
Saltar sobre las olas con las sandalias transparentes, y llenar el cubo de sonrisas y nácar.
Pisar el Mediterráneo, esperando al capitán que viene de blanco
desde el séptimo cielo en su corcel de nubes para trotar sin parar sobre las espuma de los días.
No me gusta el albero salpicado de sangre, pero si los caballos
con coronas de helechos.
Va cayendo la tarde, la gris, la que dobla las espaldas y empuja las agujas contra la piel desnuda, la que deja sin norte a todas las brújulas, la que nos seca la garganta y apergamina los labios, sedientos de tan solo una gota de ánimo.
Soledad sobre el lecho, sobre el fondo de armario, donde reposa tu abrigo sabedor del desguace.
Es como mirar al cielo esperando la lluvia
Sin saber que la lluvia mana de tus ojos.
Es tiempo de sequía, de mirar a lo alto.